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Alma Marau

Empresa: CMC Modular
Afiliados: Arquitectos Adriana Machado, Botánico Ricardo Cardim, F2 Construcción
Localización: Maraú, Estado de Bahía, 45520-000, Brasil
Tamaño bruto del proyecto:
43.000 pies cuadrados
Días de ejecución:
914

Criterios de adjudicación

Excelencia arquitectónica

Diseñado por Adriana Machado y el botánico Ricardo Cardim, Alma Marau es un complejo vacacional sostenible compuesto por 40 casas modulares en un área de 430.000 m2. Con el compromiso de contribuir positivamente al medio ambiente y a la comunidad, cada casa se colocó meticulosamente para armonizar con las especies autóctonas de flora y fauna. El paisajismo se enriquece con especies centenarias y elementos añadidos, como un criadero de tortugas y flores florecientes, que encarnan la verdadera identidad del alma brasileña. La construcción modular fue esencial para minimizar el impacto ambiental sobre el terreno. Se llevó a cabo una cuidadosa planificación para facilitar la colocación y el transporte de árboles locales durante el proceso de construcción. A pesar de estos retos, el proyecto ofrece cuatro distribuciones únicas de casas, todas ellas con impresionantes vistas al mar. Las casas presentan una combinación de módulos de estructura de acero industrializados e intrincados detalles de madera local, destacando la fusión de modernidad y artesanía tradicional.

Innovación técnica y sostenibilidad

Todos los aspectos de este proyecto se diseñaron para reducir los daños al medio ambiente. Incluida la reubicación de 6.500 especies autóctonas para la construcción y su devolución, al tiempo que se establecía un vivero para su cuidado durante la transición. Se eligió una iluminación especial para ayudar a las tortugas a encontrar sus lugares de incubación a la luz de la luna. La urbanización es la primera del estado de Bahía en implantar la recogida selectiva de residuos al 100%, dirigiéndolos a un vertedero registrado. Un sistema biodigestor de aguas residuales autosuficiente permite reutilizar el agua tratada en los jardines. La estructura de acero se sometió a un tratamiento adicional contra el fuego y la corrosión para prolongar su vida útil, y la única grúa utilizada en la instalación se colocó cuidadosamente para minimizar los movimientos. Fue necesario un embalaje resistente para transportar 119 unidades modulares de varios tamaños a través de 2000 km de terreno accidentado. Por esta razón, los materiales seleccionados para el proyecto se eligieron cuidadosamente para garantizar una estructura ligera y minimizar el desperdicio de material, incluida el agua.

Rentabilidad

En Alma Marau, el verdadero "lujo" del proyecto se plasma en el "alma brasileña" de la urbanización. La impresionante belleza natural se acentuó preservando la vegetación autóctona mediante la creación de un vivero verde, lo que supuso un ahorro de 400.000 dólares en el proyecto de paisajismo. El ahorro a largo plazo se consiguió utilizando materiales envolventes duraderos y la integración de tecnología para el reciclado de agua y residuos. Estos resultados se lograron gracias a la colaboración de diversas partes interesadas y a la integración temprana del equipo de diseño y la gestión del proyecto. Esto permitió planificar y ejecutar sin problemas las actividades más importantes, utilizar una sola grúa durante la instalación y manipular y colocar los módulos de forma inteligente. Sorprendentemente, se instalaron 20 casas en sólo 14 días. La construcción modular resultó ser la solución óptima debido al difícil acceso al emplazamiento, la limitada disponibilidad de mano de obra cualificada y la necesidad de materiales y elementos de alta calidad.

Edificio ecológico

Los promotores de Alma Marau imaginaron un proyecto paradisíaco en Brasil, conocido por su increíble biodiversidad, sin talar ningún árbol ni perjudicar a las especies autóctonas. El resultado es la reubicación de 6.500 especies autóctonas durante la construcción, con un vivero establecido para su cuidado en cumplimiento de la legislación medioambiental. En un terreno de 40.000 m² no se taló ningún árbol, sino que se ajustó la posición de la casa para proteger un árbol centenario de Gabiroba. Se seleccionaron materiales estructurales y envolventes para mejorar el ciclo de vida de las casas. En consonancia con el Instituto Residuo Cero, el proyecto dirige el 100% de los residuos a un vertedero registrado. El agua reutilizable del sistema biodigestor de aguas residuales riega los jardines. Una parte de sus ingresos se destina sistemáticamente a apoyar proyectos sociales y medioambientales, incluidas dos escuelas locales. En particular, el proyecto protege a las tortugas y sus lugares de anidamiento mediante un vivero específico y una iluminación respetuosa con la fauna.

 

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